Editorial

Responsabilidad

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Legislar es una tarea de Estado que demanda altas responsabilidades, lo que ha quedado en entredicho durante la reciente tramitación del proyecto que busca reemplazar a la actual Ley de Pesca, aduciendo como argumento la supuesta ilegitimidad de la norma vigente. La extravagante propuesta de un diputado oficialista de declarar a pescados, moluscos y crustáceos como “seres sintientes”, buscando con ello limitar las faenas extractivas, no hace más que generar inquietud y preocupación por la calidad del debate legislativo en un sector económico de alta trascendencia para el país.

Esto no pasaría de ser una anécdota, si no fuera porque el proyecto -en lo medular- propone aumentar la asignación industrial a través de licitaciones, que subirían desde un 15% a un 50%, lo que en la práctica es una expropiación a las empresas que tienen cuotas asignadas, sin que haya claridad sobre cómo se compensaría a las afectadas.

El proyecto de ley de Pesca cuenta con 375 artículos y más de 800 indicaciones, que se pretende despachar a fines de agosto.

El proyecto actualmente cuenta con 375 artículos y 28 transitorios, para los cuales se presentaron, a fines de mayo, 860 indicaciones, siendo 77 de autoría del Ejecutivo. Cuesta comprender cómo podría despacharse desde la comisión de Pesca de la Cámara una iniciativa de tal magnitud, teniendo como plazo el 28 de agosto, fecha decidida por sus propios integrantes. Y a ello debe sumarse que aún restan por conocerse los dos nuevos paquetes de modificaciones que el Gobierno ha anunciado.

El sector pesquero da trabajo a 36 mil personas de manera directa y a 80 mil en forma indirecta, de las cuales el 50% son mujeres. Se trata de un rubro relevante, donde las inversiones son cuantiosas y de largo plazo, y cuyos retornos se planifican a más de 30 años.

En este escenario, parece inaudito que se esté llevando adelante un debate sin el adecuado nivel técnico y donde las opiniones del sector industrial no han sido suficientemente consideradas, teniendo en cuenta que los representantes del rubro solo pudieron participar en una decena de los cerca de 200 encuentros realizados con la comunidad durante la tramitación prelegislativa.

El país ha presenciado cómo ideas refundacionales solo han traído conflictos, estancamientos e incertezas, lo que ha llevado al propio Presidente a retroceder en algunas de esas estrategias. Una industria tan relevante como la pesca requiere de extrema responsabilidad en el tratamiento regulatorio, pues se trata no solo de grandes inversiones de largo plazo, sino de la forma de vida de personas, regiones y comunidades enteras que esperan de la autoridad el resguardo de su empleo y perspectivas de futuro.

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